Riaño

La vista del nuevo Riaño (León) desde el mirador de Valcayo quita el hipo. El pueblo, el pantano y los picos que rematan la postal como un inmenso retablo de roca caliza es una de las panorámicas más impresionantemente bellas que pueden contemplarse en España. Me intereso por la historia del embalse y me encuentro lo siguiente:

«El pantano fue proyectado a principios del siglo XX y posteriormente durante el periodo de la República. Comenzó su andadura política en 1963 y sus obras en 1965, con el levantamiento del muro de hormigón de la presa, durante la dictadura franquista. El proyecto fue avanzando muy lentamente durante la década de 1970 pues se produjeron algunas movilizaciones en el valle de Riaño. Tras la llegada del sistema constitucional en 1978, el proyecto quedó paralizado. Con la llegada al poder de los socialistas en 1982, se retomó el proyecto y se aceleró la construcción del embalse. Después de numerosas protestas en el propio valle, en León, en Madrid, en Bilbao y en Valladolid y después de aparecer en todos los medios de comunicación nacionales e internacionales durante meses, el gobierno socialista de Felipe González en Madrid, con Javier Sáenz de Cosculluela a la cabeza en calidad de ministro de Obras Públicas, decretaron el cierre forzoso del valle y la ocupación militar del mismo para garantizar el desarrollo de las obras. 

Las compuertas del embalse de Riaño se cerraron el 31 de diciembre de 1987, solo un día antes de que entrara en vigor la directiva europea que hubiera convertido en inviable su construcción desde el punto de vista medioambiental. No se celebró ninguna inauguración oficial, ya que todas las autoridades implicadas por el proyecto estaban de vacaciones en Nochevieja, mientras los habitantes del valle de Riaño eran expulsados de sus pueblos expropiados a la fuerza. Si bien su construcción comenzó en 1965, el retraso en su llenado se explica por un cúmulo de circunstancias sociales y políticas, pero sobre todo económicas. El paso de los años con el proyecto paralizado, con el afloramiento de una nueva generación de montañeses y una mayor conciencia medioambiental de la sociedad, dio lugar a las protestas en contra de la culminación de las obras y de la consecución del pantano como tal. Las mismas fueron en aumento, con manifestaciones respondidas con cargas policiales e intervención militar para el desalojo forzoso de los residentes en los municipios afectados. Durante los días que se llevó a cabo el desalojo y la demolición sistemática de los nueve pueblos que quedarían sepultados bajo las aguas, en julio de 1987, tuvo lugar el suicidio de un vecino de Riaño, Simón Pardo («Mones») en el interior de su casa antes de ser desalojado por las fuerzas del orden».

Qué cosas.