Ya conocen la penúltima ocurrencia legislativa promovida por el bando podemita de este gobierno que, como las almorranas, muchos españoles padecen en resignado silencio. Me refiero a la Ley de Familias, impulsada por la ministra Belarra, que se ha inventado dieciséis tipos, a saber: 1.biparental (pareja, se supone que heterosexual, casada o de hecho, y sus descendientes); 2.monomarental o monoparental (un solo progenitor (?) y sus descendientes); 3. (menores de 29 y sus descendientes); 4. LGTBI homomarental y homoparental (parejas homosexuales y sus descendientes); 5. «con mayores necesidades de apoyo a la crianza», o sea numerosas; 6. múltiple (con descendientes, adopciones o acogimientos); 7. reconstituida (miembros con hijos de relaciones anteriores); 8. inmigrante (todos proceden de otro país); 9. transnacional (alguno reside fuera del país); 10. intercultural (entre personas de entornos culturales o étnicos diferentes); 11. en el exterior (miembros con nacionalidad residentes en otro país); 12. retornada (algún miembro tiene nacionalidad tras su retorno a España del extranjero, al menos un año); 13. en situación de vulnerabilidad (riesgo de exclusión sociales o económica); 14. personas unidas en matrimonio; 15. parejas de hecho y, asómbrense, 16. ¡una persona sola!, sin duda la mejor avenida de todas. Resulta que un servidor, que está unido en matrimonio (14) con una señora (1) oriunda de Tudela (10) y tienen tres hijos (5), uno de ellos y su familia (tipo 1) residente en el extranjero (9) con nacionalidad (11), pertenece a seis tipos de familia distintos a la vez.
Sorprende que estas lumbreras de la ingeniería social se hayan dejado en el tintero morado otros tipos de familia tan frecuentes como la monoperrental (una pareja o un amo y un perro), biperrental (ídem con dos perros), multiperrental (más de dos), aperrental (sin perro; la mía), interperrental (perros de distintas razas), homoperrental (mismo sexo perro y amo) o perreconstituida (algún perro procede de otra familia). No lo tomen a cuchufleta: en los hogares españoles ya retozan más perros que rorros, y no lo critico ni censuro, lo comprendo: se convive con quien se quiere, una mascota puede acompañar a las familias del tipo 16 o unir a una pareja del 15 como un hijo humano y tampoco están los tiempos ni los sueldos para procrear, que así va la natalidad. Pero me extraña que se haya olvidado de estos modelos familiares tan perrogresistas la ministra promotora de otra grotesca ley, la de Bienestar Animal, que te puede castigar con hasta año y medio de prisión por darle una patada a un chucho, pero con un año máximo si se la propinas a su amo. Es lo que tiene la urgencia de la diarrea legislativa. Y el que venga detrás que apechugue con la mierda.